En primer lugar, hablemos sobre el clima. El clima en Milán es continental, con presencia de lluvias durante la temporada invernal. En el verano, las temperaturas se elevan y a veces bordea los 29° centígrados en promedio. Sin embargo, el clima varía un poco de norte a sur; por ejemplo es la ciudad de Lombardía, donde a pesar del calor del verano se siente el bochorno por la humedad del ambiente.
Además de esto, Milán posee un legado cultural y arquitectónico digno de mencionar, puesto que su belleza resulta realmente imponente. En sus alrededores se pueden hallar palacios, jardines, iglesias, teatros, plazuelas y castillos. Milán no tiene nada que envidiarle a otras ciudades europeas, puesto que se destaca por los importantes complejos arquitectónicos que hasta el día de hoy se mantienen en buen estado a pesar del transcurrir de los siglos. Entre ellos se destaca la Casa degli Ormenoni, la Piazza San Babila, el Museo Bagatti Valsecchi, el Palazzo Belgioioso y el Museo Poldi Pezzoli.
Por otro lado, en Milán encontrarás museos de primer nivel, así como centros comerciales repletos de productos de gran calidad. En cuanto a la comida, los establecimientos culinarios que existen en la ciudad se especializan en preparar lo mejor de la cocina tradicional. No obstante, también se pueden encontrar restaurantes en donde priman los platillos internacionales. En cuanto a la oferta hotelera, es variada y asequible para cualquier bolsillo.
En el casco antiguo de Milán se encuentran los monumentos más importantes y los restaurantes de comida lombarda típica. Por otra parte, si el motivo de la travesía se relaciona a los negocios, lo mejor que se puedes hacer es hospedarte en la parte central de la ciudad. En esta zona, la mayor parte de los hoteles se caracterizan por contar con salas de conferencias amplias. Asimismo, recuerda que también existen restaurantes muy finos que son ideales para llevar a cabo una cena de trabajo.
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